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La Vanguardia, 09/04/2022 |
Maricel Chavarría |
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Liederabend, Barcelona, 9.April 2022 |
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Jonas Kaufmann, el gentil romántico
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El tenor alemán vuelve a enamorar con la soprano Diana Damrau en el Palau de
la Música Catalana
De haber vivido en el Romanticismo, con el dulce
trino de los pájaros, el caché de influencer de Jonas Kaufmann habría sido
aún mayor que en la actual era Instagram. Su timbre viril servido con una
cadencia sensible mantiene aún el soufflé, superada la fase de
calentamiento. El deseado tenor alemán personifica la versión classy del
gentil romántico. Y anoche volvió a demostrar, en el Palau de la Música
Catalana, junto a la soprano Diana Damrau, que el lied es donde mejor se
defiende.
De ahí esta gira con la que ambos hacen un alto en el
camino operístico, pues el tenor acaba de grabar Turandot junto a Sondra
Radvanovsky y Antonio Pappano. Cada recital son dos horas de música sobre el
amor y el desamor que el fabuloso dúo encara junto al legendario Helmut
Deutsch al piano.
El programa escogido no solo era vasto y grandioso.
Era la radiografía del amor a dos voces, como indicaba el crítico musical
Antoni Colomer en el programa de mano. Aunque lo que reflejaban esas
cuarenta canciones poéticas era el apasionado triángulo sentimental que
formaron Clara Wieck (1819-1896) con su esposo Robert Schumann (1810-1856)y
el íntimo amigo de éste, Johannes Brahms (1833-1897), que bebía los vientos
por ella. Un secreto que ha dado lugar a especulaciones, si bien las mejores
pistas se esconden en esos lieder amorosos.
Luciendo su recortada
barba ya entrada en canas, Kaufmann abrió fuego con “Widmung” (Dedicatoria),
de Schumann. Y con el carisma y seguridad de quien torea en una plaza amiga,
cantó ella acto seguido “Jemand” (Alguien), del ciclo Myrthen . Eran las
primeras de esa larga lista de canciones y duetos servidos en pingpong,
media docena de Schumann y otra media de Brahms, estructurados en seis
bloques. Aunque ni rastro de la producción de la adorada Clara.
La
temperatura subió especialmente con los duetos y esa manera contenida que
tiene Kaufmann de observar a la soprano. Una Damrau con magia y brillo, y
una mirada luminosa de felicidad de la que él parece querer beber. El
público del Palau no sabía ya si abandonarse al gozo exultante y al anhelo
de pasión no resuelta... o darse una ducha.
Porque mientras afuera
volvía el invierno en esta loca Barcelona neoclimática , la gente que
abarrotaba la sala modernista moría de dolor y de belleza. Kaufmann parece
tener el don de evocar en cada cual su particular historia de amor
frustrado, que a fin de cuentas es lo que mantiene cuerda a esta sociedad de
la pirueta mercantil.
“Mi corazón no se atreve a tener el más pequeño
deseo, ¡de tanto que os amo!”, entonaba Kaufmann en “Geständnis”, una de las
canciones del ciclo español de Schumann que es una traducción de Mis amores
tanto os amo (1549), de Francisco de Portugal, conde de Vimioso. Y más aún:
“…los pájaros, que cantan tan dulces y tristes, los amantes habladores, que
se vuelven mudos, lloran y no saben por qué”, de la famosa trilogía
‘Tragödie’, (Tragedia), también de Schumann.
Pero no faltaron también
momentos divertidos… Damrau cantaba “Querido, tus palabras me roban el
corazón” cuando sosteniendo la mirada del tenor le entró la risa y, entre
aplausos y carcajadas, ambos perdieron la compostura hasta que sacaron
fuerzas de flaqueza para seguir en modo romántico. Unos profesionales.
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