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scherzo, 23/07/2021 |
Fernando Fraga |
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Puccini: Tosca, Madrid, Teatro Real ab 19. Juli 2021
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Y llegó el Caravadossi de Kaufmann (‘Tosca’, tercer reparto)
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En un alarde extraordinario, el Real ha contado con Jonas Kaufmann para dos
funciones de la ópera pucciniana. Ha sido su segunda ocasión escénica, tras
un Tito de hace varios años y un Florestan que no llegó a concretarse.
Indudablemente, aparte de la presencia magnífica de la soprano Sondra
Radvanovsky y del popular y muy querido barítono Carlos Álvarez (puede
consultarse el comentario publicado el día 5 del corriente mes), todas las
miradas (y oídos) fueron para este tercer Cavaradossi en concurrencia.
Radvanovsky volvió a dar cuenta de que es hoy una de las Toscas de mejor
bagaje vocal y artístico, aún más imponente y madura, si cabe, que cuando la
cantó años atrás, en 2011. No obstante, podría haber evitado innecesarios
gemidos, sollozos, llantinas y grititos, algo que Luisotti debería haberle
corregido. Como era de esperar, la excelente cantante volvió a bisar Vissi
d’arte.
Álvarez dio de nuevo presencia a Scarpia con sus conocidas
capacidad y estatura vocales pese a que, presumiblemente, no estaba muy de
acuerdo con las indicaciones escénicas, por lo que se le escuchó
intermitentemente motivado por tan sibilino personaje.
Kaufmann venía
de cantar un Tristan bien alejado del pintor pucciniano (el día 31 volverá a
ofrecerlo en su nativa Múnich). En cierta manera Cavaradossi era un remanso
vocal. Pero hay que cantarlo. Y Kaufmann, con esa cualidad que es privilegio
de no tantos artistas, no dejó nada al azar. Cuidando cada frase para que su
contenido fuera claro y directo, manejó con un lirismo desbordante los
pasajes de mayor cantabilidad, con unos exuberantes arcos melódicos, potente
en las puntuales expansiones de fuerza. Como era permitido, brilló en el
acto III, en el que el compositor pone tanto a favor.
Su Adiós a la
vida (bisado como en la primera velada) fue de ejemplar planteamiento,
pasando de la intimidad inicial (el del recuerdo de la amada) al desgarrador
remate (al asumir su destino), tal como el personaje puede sentir en su
dramática situación. Los dos cantables sucesivos, igualmente, quedaron
perfectamente matizados en su diferenciado desarrollo por el imaginativo
intérprete, que no dejó de destacar frases tan aparentemente anodinas como
Parlami ancor… La voz siempre firme, segura y generosa de Kaufmann (mantuvo
insistente la última nota del Recondita armonía: entraba a matar) mostró su
arrebatador terciopelo, denso y oscuro.
El resto del equipo estuvo de
nuevo a la altura esperada, por encima de una propuesta escénica que, cuanto
más se ve, menos se disfruta (pese algunos reconocibles aciertos). Va de
ejemplo: la aparición Scarpia, tan bien subrayada por Luisotti y la
estupenda orquesta.
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