El cantante alemán ofreció un recital de más de dos horas de duración , en
que exhibió sus dotes de gran intérprete, en un brillante concierto que
presenciaron sobre cinco mil personas. El tenor germano fue acompañado por
una orquesta de más de 80 músicos. El esperado concierto se realizó este
jueves en el Movistar Arena del Parque O´Higgins, especialmente
acondicionado para la ocasión.
Jonas Kaufmann, quien por primera vez
ha llegado al continente sudamericano, comenzó esta gira el pasado 6 de
agosto en el Teatro Colón de Buenos Aires, donde fue invitado por la
West-Eastern Divan Orchestra (WEDO) a cantar durante 20 minutos, que
bastaron para que sus seguidores repletaran la segunda fecha en el Colón
trasandino (14 de agosto). En el intertanto, Kaufmann se presentó en el
Centro Cultural Júlio Prestes, Sala São Paulo (10 de agosto) y Gran Teatro
Nacional (12 de agosto, Lima).
En los conciertos que siguieron a la
primera fecha en Argentina, Kaufmann sólo se acompañó de un piano. En
cambio, para la cita fijada en nuestro país, la Orquesta Filarmónica de
Chile, fue la encargada de acompañar al tenor que tiene su agenda copada
hasta, por lo menos, el año 2020. La dirección orquestal estuvo en las manos
de un viejo y conocido amigo suyo, el director alemán Jochen Rieder, quien
lo acompaña desde 2009 en sus presentaciones más importantes.
El
concierto en Chile duró aproximadamente 2 horas y se dividió en dos partes
con un intermedio de 20 minutos. El programa contempló interpretaciones de
sus mejores papeles, que partieron del aria Recondita Armonía de “Tosca” de
Puccini, para después continuar con interpretaciones que fueron desde el
infaltable “Nessum Dorma” de Giacomo Puccini hasta un pasaje de “El Cid” de
Jules Massenet y un grupo de cuatro “encores”, que sorprendieron por su
gracia e intensidad.
El concierto se inició con una excelente versión
orquestal de la Filarmónica de Chile para la Obertura Festiva de
Shostakovich. Luego Kaufmann comenzó su presentación con la famosa aria
“Recondita Armonía” de la ópera “Tosca” de Puccini, en la que el tenor se
advirtió algo tenso y con voz engolada, inconveniente que pronto fue
superado cuando el tenor europeo abordó composiciones de mucho brillo, en
que alzó su voz a tramos de mayor expresión lírica y con mucho de
dramatismo, tales como las arias “Celeste Aída” de Verdi, de “La Flor”, de
“Carmen” de Bizet y la intensa y hermosa “Addio a la Mamma” de “Cavallería
Rusiticana de Mascagni, para completar la primera parte del espectáculo. La
orquesta intervino en forma alternada y se lució con obras de Bizet, Verdi y
Mascagni, al igual que más adelante lo haría con versiones de la Obertura de
“La Forza del Destino” de Verdi y segmentos de “Le Vielli” y “Suor Angelica”
de Puccini.
En la segunda parte, Kaufmann mostró lo mejor de su voz y
su versatilidad, con brillantes versiones en francés e italiano, con temas
como “Ah¡ ..tout est bien fini” de “El Cid” de Massenet, “Un dia al azurro
spacio”, de “Andrea Chenier” de Giordano y la inmortal “Nessun dorma”, de
“Turandot” de Puccini.
Al cierre de la presentación, el público
ovacionó repetidamente a Kaufmann, quien debió volver varias veces al
escenario, para interpretar como “encores”, temas en alemán e italiano y
lucirse con el romanticismo de la opereta “El País de las Sonrisas”, de
Franz Lehar.
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