Mundo Clasico, 7 DE AGOSTO DE 2016
By Pablo Fiorentini para Radio Mitre y Cienradios
 
 
Konzert, Buenos Aires, Teatro Colon, 6. August 2016
 
Jonas Kaufmann hizo estallar el Teatro Colón
 

El sábado 6 de agosto de 2016, quedará grabado en la historia del Teatro Colón de Buenos Aires, tanto por el increíble mini recital ofrecido por el tenor alemán Jonas Kaufmann, como por la inmensa expectativa demostrada por el público que agotó todas las localidades y que se agolpó en las puertas de acceso a la sala principal, más de una hora antes del horario de inicio del espectáculo.

Y no es para menos, desde que Plácido Domingo se presentara en nuestro primer coliseo en 1998, para interpretar la ópera Fedora, que no nos visitaba un cantante que ocupara el primer lugar del podio internacional de tenores.

La apertura del recital con Daniel Barenboim al frente de la West Eastern Divan Orchestra, interpretando el preludio al acto III de Los Maestros Cantores de Nüremberg, constituyó el comienzo perfecto de una noche histórica y una señal de que Wagner haría un gran aporte a la velada.

Jonas Kaufmann saltó al escenario a las 20:25 horas, en medio de una inmensa ovación que precedió las cuatro canciones programadas para su presentación, “Las Canciones de un compañero de viaje” de Gustav Mahler, excelentemente interpretadas, pero que por su brevedad dejaron poco margen para el análisis, más allá de la comprobación de la amplia extensión del registro y la gran variedad de matices, que demostró poseer el encumbrado tenor en las dos últimas canciones de la serie, “Tengo un cuchillo brillante” y “Los dos ojos azules de mi amada”.

Así finalizó el mini recital, pero todos los presentes tenían la esperanza que el tenor concediera al menos un bis operístico, y aunque parezca increíble, en la Argentina a veces los deseos se cumplen, en este caso con creces. Jonas Kaufmann y Daniel Barenboim arremetieron con “Wintersturme” de La Valquiria de Richard Wagner, en una versión en la que el tenor demostró poseer un amplio caudal de voz y el timbre wagneriano adecuado que requiere el rol de Siegmund.

Al finalizar el fragmento, el griterío del público alcanzó tan altos decibeles, que hizo recordar los grandes estallidos generados en la sala por Plácido Domingo, José Carreras o Carlo Bergonzi; llevado al terreno popular, la sonora ovación puede compararse a un gol de triunfo en el último minuto de su equipo favorito.

Los aplausos y bravos amenazaban con convertirse en interminables, cuando tres empleados del teatro comenzaron a desplazar al centro del escenario un piano de cola, ante la mirada emocionada de los asistentes; unos instantes después Daniel Barenboim ejecutó con exquisita musicalidad “Träume”, de los Wesendonck lieder de Richard Wagner, coronando una gran actuación de ambos intérpretes.

Un detalle, la efusividad de una mínima pero ruidosa parte del público, interrumpió los últimos acordes del lieder wagneriano, lo que generó un reto a viva voz del pianista a los apresurados, una vez aclarado el tema Barenboim retomó la ejecución y finalizó el recital haciendo gozar al público hasta de la última nota. Excelente espectáculo.








 






 
 
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