Esta ópera de Verdi tiene momentos sublimes, pero también ratos de intenso
aburrimiento. La dramaturgia de esta ópera es incoherente. Las escenas
ideadas para brindar un descanso cómico sólo interrumpen la narración y no
añaden nada de valor. Y eso sin mencionar la historia, del todo improbable.
Al menos la historia permitió al director de escena Martin Kušej tomarse
libertadas con la precisión histórica, lo que hace más comprensible la vida
interior de los personajes. Sin embargo, la escenografía de Martin
Zehetgruber es tan inconsistente como el resto de la ópera. Y qué decir del
vestuario de Heidi Hack : Alvaro viste de jeans, cinturón con una gran
hebilla y chamarra de cuero. Don Carlo di Vargas aparece en la primera
escena como un muchacho vestido con un horrendo suéter verde. En la
siguiente escena aparece como adulto con otro suéter verde igualmente
espantoso.
Hubiera sido una noche poco satisfactoria de no haber sido
por las gloriosas voces de los cantantes. Anja Harteros fue una Leonora
increíble, con una voz cálida y dulce. Su Alvaro, Jonas Kaufmann , cantó su
rol con una brillante voz de heldentenor. La cálida voz baritonal de Ludovic
Tézier como Don Carlo fue inolvidable. El bajo Vitalij Kowaljow cantó las
partes del Marchese di Calatrava y del Padre Guardiano, con ternura
paternal. Asher Fisch dirigió la excelente Bayerische Staatsorchester con
delicadez.
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