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Pro Ópera, mayo-junio 2011 |
por Maria Nockin |
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Los Angeles, Recital, 11 de marzo de 2011
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Recital de Jonas Kaufmann en Los Ángeles
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La noche del 11 de marzo de 2011, Los Angeles Opera presentó al alto y
esbelto tenor alemán Jonas Kaufmann en un recital de lieder en el Dorothy
Chandler Pavilion. Kaufmann tiene un sonido oscuro aunque de tenor
abaritonado con agudos de trompeta que le confieren gran énfasis dramático.
Sorprendentemente, también es capaz de emitir agudos sedosos cuando es
necesario. Se trata de una voz distintiva: una de ésas voces que cuando es
escuchan en vivo no son fáciles de olvidar. Además de un sonido fascinante y
una técnica magnífica, el tenor posee una dicción perfecta en inglés y la
capacidad interpretativa de comunicar el mensaje de cada lied a quien lo
escucha.
Acompañado por el talentoso pianista veterano Helmut
Deutsch, Kaufmann cantó cuatro selecciones del Kerner-Liedern de Schubert,
Op. 35, con textos de Justius Kerner y, antes del intermedio, dieciséis
canciones del Op. 48, Dichterliebe (El amor de un poeta), del mismo
compositor. Con una voz que tiene la habilidad de expresar exultante
alegría, así como tristeza y dolor, el cantante dibujó imágenes sonoras de
una naciente primavera, de las esperanzas de jóvenes amantes y de la
desgracia del amor perdido para siempre. Artista sumamente inteligente,
arojó nueva luz en los bien conocidos ciclos que abordó.
La segunda
parte del programa estuvo dedicada a canciones de Richard Strauss.
Estuvieron incluídas canciones del Op. 21, Schlichte Weisen (Melodías
simples), con textos de Felix Dahn. Estas piezas no están intrínsecamente
relacionadas entre sí pero permiten al artista contar una nueva historia con
cada una. En Sehnsucht (Anhelo) y en Ich liebe dich (Te amo), con textos de
Detlev von Liliencron, el tenor mostró su hablididad para hacernos sollozar
con él, pero reanimó nuestros espírituos con los textos de John Henry Mackay
en Heimliche Aufforderung (Invitación secreta) and Morgen (Mañana). Con
Nachtgang (Caminata nocturna) y Freundliche Vision (Amistosa visión),
escritas en poesía por Otto Julius Bierbaum, nos transportamos a lugares
entrañables. Kaufmann dio vida a Ruhe, meine Seele (Descansa, alma mía) de
Karl Friedrich Henckell y la canción final, Cäcilie, de Heinrich Hart,
dejándonos apreciar lo profundo de sus significados.
Como en
cualquier gran recital, eso fue sólo el programa impreso. Los amantes del
lied saben que los momentos más emocionantes de un recital son los encores.
La multitud en Los Ángeles fue extremadamente demostrativa, pidiendo piezas
específicas y tomando fotos con sus teléfonos. Así, Kaufmann y Deutsch
fueron traídos de vuelta al escenario cinco veces para hacer piezas
adicionales. Los encores fueron: de R. Strauss, Breit über mein Haupt dein
schwarzes Haar (Deja caer tu cabello negro sobre mi cabeza), Op. 19 número
2, y Nichts (Nada), Op. 10 número 2, seguidos por Dein ist mein ganzes Herz
(Tuyo es por completo mi corazón), de Das Land des Lächelns de Franz Lehár.
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