Berlín, 18/05/2011. Gran sala auditorio de la Filarmónica de Berlín.
Concierto extraordinario con motivo del 100º aniversario del fallecimiento
de Gustav Mahler. Anne Sofie von Otter (mezzosoprano). Jonas Kaufmann
(tenor). Director invitado Claudio Abbado. Orquesta Filarmónica de Berlín.
Sinfonía nro. 10, versión de Deryck Cooke; y Das Lied der Erde, de Gustav
Mahler (1860-1911). 100% del aforo.
La convocatoria es sumamente
atrayente. Un concierto adicional de Claudio Abbado en la tarde de este
miércoles 18 de mayo, tras la serie que dirigiera brillantemente desde la
semana pasada con obras de Gustav Mahler, para conmemorar el centenario del
fallecimiento del compositor austríaco, ocurrido precisamente un día como
hoy en 1911. La gran sala auditorio está abarrotada de público, con entradas
agotadas desde hace meses.
El programa se abre con la Sinfonía nro.
10, inconclusa (en la versión del musicólogo británico Deryck Cooke), con el
único movimiento que Mahler pudo terminar, el 'Adagio', en una
interpretación sumamente profunda, misteriosa, lírica en la que se destacan
de forma especial las cuerdas, los vientos y las maderas de la Orquesta
Filarmónica de Berlín.
La segunda parte, sin interludio, fue
consagrada a 'La canción de la tierra', un ciclo sinfónico de seis canciones
(con textos de los poetas chinos Chang Tsi, Li-Tai-Po, Mong Kao-Yen y Wang
Wei, del siglo VIII de nuestra era), compuesto entre 1907 y 1909 por Mahler.
Anne Sofie von Otter (mezzosoprano) y Jonas Kaufmann (tenor) interpretan
estas letras traducidas y reunidas en 'La flauta china' por el poeta alemán
Hans Bethge (1876-1946).
En el primer movimiento, 'Das Trinklied vom
Jammer der Erde: Allegro pesante' es vibrante la interpretación de Kaufmann
cuando dirigiéndose al "¡Señor de esta casa!" alaba la prodigalidad de sus
caldos: "¡Tu bodega atesora la abundancia de vino dorado! (...) ¡Una buena
copa de vino en el momento justo / vale más que todos los reinos de esta
tierra!", dice en sus sapientes versos Li-Tai-Po (701-762).
Las
cuerdas y las maderas de la orquesta acompañan su canto, y desempeñan un
papel clave en esta música imbuida de profunda espíritualidad oriental .
En el segundo movimiento ('Der Einsame im Herbst: Etwas schleichend.
Ermüdet'), es von Otter, quien con voz muy delicada evoca junto con el poeta
Chang Tsi (765?-830?) cómo "Las nieblas otoñales ondean, azules, sobre el
mar; / toda la hierba se cubre de escarcha; / se diría que un artista ha
extendido polvo de jade / sobre los delicados pétalos. // El dulce perfume
de las flores se ha esfumado; / un viento frío dobla los tallos. / Pronto
flotarán las mustias y doradas hojas / de las flores de loto sobre el agua."
'De la juventud' trata el tercer tema (Von der Jugend: Behaglich
heiter), dinámico, enérgico, juguetón, cantado por el tenor: "En el centro
del pequeño estanque / hay un pabellón hecho de porcelana verde / y blanca.
// Como el lomo de un tigre / se encorva el puente de jade / hasta el
pabellón. // Dentro de la casita se sientan amigos, bellamente vestidos,
beben, conversan; algunos apuntan versos. // (...) Sobre la tranquila
superficie del agua del estanque se muestra todo maravillosamente como una
imagen especular", medita Li-Tai-Po en sus versos.
De este mismo
poeta son las estrofas 'De la belleza', (Von der Schönheit: Comodo.
Dolcissimo), el siguiente movimiento, cantado por la mezzosoprano, con
pasajes muy sensibles: "Gold'ne Sonne webt um die Gestalten, / Spiegelt sie
im blanken Wasser wider" ("El sol dorado se mueve en torno a las imágenes,
las refleja sobre el agua resplandeciente", y más adelante muy expresivos:
"Y la más bella de las jovencitas le dirige / largas miradas de ardiente
anhelo. / Su actitud orgullosa es sólo disimulo: / en lo fulgurante de sus
grandes ojos, / en la oscuridad de su mirada ardorosa / se agita todavía
atribulada la excitación de su corazón".
El quinto movimiento ('Der
Trunkene im Frühling: Allegro', 'El borracho en primavera'), también de
Li-Tai-Po, es interpretado con enorme fuerza por Kaufmann: "Si la vida es
sólo un sueño, / ¿para qué, entonces, el esfuerzo y la pena? / Bebo hasta
que ya no puedo más, / ¡todo, el santo día! // Y cuando ya no puedo beber
más / porque el gaznate y el alma están llenos, / entonces camino vacilante
hasta mi puerta / y duermo maravillosamente."
En 'La despedida' (Der
Abschied: Schwer), con rimas de Mong Kao-Yen y Wang Wei (701-761), von Otte
capta el ocaso de la vida de forma muy dulce y reflexiva (se destacan las
intervenciones solísticas del flautista suizo Emmanuel Pahud y del oboista
alemán Albrecht Meyer, ambos miembros de la Orquesta Filarmónica de Berlín):
"¡Oh, mira! Como una argéntea barca, / levita hacia lo alto la luna en el
mar celestial. / ¡Siento cómo sopla un suave viento / tras los oscuros
abetos!". Pero con la esperanza de que la vida siempre vencerá a la muerte:
(...) "Mi corazón está tranquilo y espera su hora // ¡La amada tierra
florece por doquier / en primavera y reverdece! / ¡Por doquier y eternamente
resplandece de azul la lejanía! / Eternamente... eternamente..."
El
homenaje a Mahler concluye con un profundo silencio, mantenido con
veneración durante varios segundos por Abbado. Estos instantes de
respiración contenida llevan a una sutil reflexión a la platea, a un mayor
recogimiento todavía, antes de que los atronadores aplausos y aclamaciones
inunden la sala.
En el sitio de internet de la Filarmónica de Berlín
puede ser visto el vídeo de este memorable concierto en toda su extensión.
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