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Pro Ópera, México, Noviembre -
Diciembre2009 |
por Eduardo Jacobo Benarroch |
Verdi: Don Carlo, Londres
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Don Carlo
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La
versión de 5 actos en italiano necesita una producción inteligente que
explique el amor entre Don Carlo y Elisabetta y el porqué de la decisión de
ésta de aceptar la mano de Felipe II. No se tuvo tal suerte en esta ocasión,
con los
mamotétricos decorados de Bob Crawley y la falta de ideas del director
Nicholas Hytner. Los caracteres se movieron de acuerdo a sus propias ideas y
no hubo labor de conjunto ni tampoco Personenregie consistente. El público
que
acude a Covent Garden adora producciones tradicionales, pero éste es un
público inteligente que también sabe cuándo no se le ofrece algo para hacer
trabajar al intelecto.
Los hombres se llevaron las palmas, encabezados por un Don Carlo
simplemente extraordinario: Jonas Kaufmann es la nueva estrella tenoril del
firmamento operático y su canto satisfizo en toda la gama. Su
caracterización introvertida de un joven inseguro fue excelente. El
siempre magnífico Simon Keenlyside trazó un Posa muy físico, solapado, sin
vacilar usando a su amigo para sus propósitos y cantado a la perfección;
también convenció Ferruccio Furlanetto como un Filippo II lleno de complejos
transmitidos por su resonante voz de timbre personalísimo.
John Tomlinson presentó un extrovertido Gran Inquisidor y el veterano Robert
Lloyd un digno y seguro Carlo V. Las mujeres convencieron menos. Marina
Poplavskaya ha hecho una carrera meteórica desde que integró el grupo de
cantantes jóvenes del Covent Garden; su voz es placentera y bella en el
rango hasta el mezzo-forte, pero de allí comienza a perder color, belleza y
apoyo, adquiriendo dureza. La Poplavskaya descolló en el primer acto,
haciendo una pareja ideal de joven enamorada con Kaufmann. Por su parte,
Marianne Cornetti posee una voz que recuerda a Fiorenza Cossotto y una
figura poco agraciada, pero lo que más molestó de su Éboli fueron sus gestos
decimonónicos inaceptables. Eri Nakamura cantó la voz celestial con
facilidad que promete roles mas grandes y los roles menores fueron confiados
a muy idóneos cantantes como siempre en este teatro. Semyon Bychkov dirigió
con real sabor verdiano, grandes contrastes dinámicos y con fraseo
inteligente y dramático redondeando una noche de ópera donde brillaron los
cantantes y la gran orquesta de la casa. |
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