El Mercurio, 24 DE ENERO DE 2019
Juan Antonio Muñoz H.
 
Antológico "Italienisches Liederbuch", un monumento hecho de miniaturas
La obra grabada en este disco revierte muchas cosas que se han hecho habituales en nuestro mundo. Da importancia a lo mínimo, ya en la forma, ya en el fondo; rescata no el valor del momento sino del instante; demuestra que lo cotidiano vive en las esperanzas y en las intenciones más que en la concreción, y que está habitado, aunque sea imperceptiblemente, por los sueños; y plantea que la existencia es un camino donde domina la inestabilidad, en especial en todo aquello que tiene que ver con los sentimientos.

Hugo Wolf (1860-1903) consideró su "Italienisches Liederbuch" (Libro de canciones italianas o Cancionero italiano) como su trabajo más original y artísticamente logrado. Es un ciclo de 46 Lieder sobre una colección de poemas italianos anónimos y populares traducidos al alemán por el novelista, dramaturgo y poeta Paul von Heyse. Está organizado en dos volúmenes de 22 y 24 canciones. El primero fue compuesto en 1890 y 1891, y el segundo en 1896. Se trata de pequeñas piezas de índole amorosa, escritas para barítono y soprano, voces que se alternan durante el transcurso de la interpretación y de las que emerge el carácter femenino o masculino de cada texto. Simbiosis de música y poesía.

"Italienisches Liederbuch" —cuyos primeros versos sentencian "También las pequeñas cosas pueden cautivarnos / también podemos amar esas pequeñas cosas"— es una obra monumental compuesta de miniaturas, como si Wolf -serio defensor de Wagner en lo que respecta a narrativa musical- hubiera querido advertir que eso que el compositor de "Tristán e Isolda" consiguió in extenso a través de enormes relatos también puede replicarse en otro medio, y que la mutabilidad al interior de los detalles de una vida mínima es una manera de referirse a las variaciones que Wagner apuntó en sus leitmotiv .

En este caso, el registro surge de una gira que tres de los artistas más destacados de nuestro tiempo —la soprano Diana Damrau, el tenor Jonas Kaufmann y el pianista Helmut Deutsch— hicieron por numerosas ciudades europeas durante 2017 y 2018.
Un tour de esos que hoy rara vez se ven, a los que el público acudió como si fuera un llamado divino, repletando cada uno de los conciertos. El grabado aquí, en vivo, fue el ofrecido el 18 de febrero de 2018 en Essen, Alemania.

Diana Damrau domina con imperio su instrumento y ofrece una interpretación cuidada y calculada en cada detalle; la intención de su vocalidad es siempre certera, con su timbre diáfano y hermoso. Gran actriz, transita gloriosa por la introspección, la expresividad efervescente y el humor. Se une, en complicidad radical, a ese artista enorme que es Jonas Kaufmann, actor difícil de alcanzar también —hay que escucharlo en el juego dramático de voces que logra en "Geselle, wol'n wir uns in Kutten hüllen" (Amigo, por qué no nos envolvemos en hábito de monjes)—. Juntos no solo cantan estas obras sino que las escenifican, lo cual hace desear que se pudiera ver completo el trabajo teatral desplegado en vivo: ¿habrá algún dvd disponible?

La voz de Kaufmann, oscura al punto de confundirse con la de un barítono y en plenitud de belleza, es usada con elegancia en la descripción de las sutilezas musicales y poéticas que propone el ciclo. Damrau está notable en la curiosa ensoñación de "O wär' dein Haus durchsichtig wie ein Glas" (Oh, si tu casa fuera de vidrio) y en la leve tristeza de "Mir ward gesagt, du reisest in die Ferne" (Se me ha dicho que partes lejos), y deslumbra en los momentos de humor y en los de efímera rabieta amorosa. Jonas Kaufmann desarma en "Sterb'ich, so hüllt in Blumen meine Glieder", casi susurrada, donde el hablante lírico pide que "Si muero, que se me rodee de flores", agregando que no quiere tumba sino que se exponga su cuerpo "a la lluvia o al viento", al tiempo de proclamar "que muero con alegría si es por ti". O en la sorprendente "Gesegnet sei, durch den die Welt entstund", donde el tenor arremete con toda su voz para bendecir "al Creador de la perfección que resplandece por todas partes", que ha hecho "el mar y las profundidades sin fin" y que al "crear la belleza, hizo tu rostro".

En fin, un tour de force para ambos cantantes y también para el extraordinario pianista Helmut Deutsch, el mejor en el ámbito de Lied de los últimos decenios, que da aquí otra clase magistral, abordando la obra a la vez con rigor y soltura, dando cuenta de los múltiples planos sonoros y de la riqueza tímbrica, y apoyando a los cantantes en el encuentro de los matices expresivos. Por añadidura, el álbum (Erato/Warner, 2018) es en sí mismo un objeto de muy cuidado diseño.






 
 
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