Intérpretes: Cavalleria Rusticana: Jonas Kaufmann (Turiddu); Liudmyla
Monastyrska (Santuzza); Ambrogio Maestri (Alfrioi); Stefania Toczyska (Mamma
Lucia). Pagliacci: Jonas Kaufmann (Canio); Maria Agresta (Nedda); Dimitri
Platanias (Tonio): Alessio Arduini (Silvio); Tansel Akzeybak (Beppe).
Sachsichse Staatskapelle. Coro del Festival de Salzburg Director: Christian
Theielemann Lugar y fecha: Festival de Pascua de Salzburgo. Grosses
Festspielhaus. (6/4/2015) En plena ola kaufmánnica, el Festival de Salzburgo
ha sabido atraer a multitudes ofreciendo al divo alemán no sólo con un
Réquiem de Verdi (miércoles anterior), sino también el dúo de obras
emblemáti- cas del verismo, Cavalleria y Pagliacci que Kaufmann ha abordado
conjuntamente por primera vez, un hito que sólo unos pocos tenores lo ha
conseguido con la solvencia que se espera de un tenor spinto de calidad.
Lo cierto es que, aunque personalmente me convenció más como Turiddu, un
chulo de pueblo con problemas, Kaufmann hizo vibrar con una intensidad vocal
de gran calidad y con matices muy satisfactorios. Con todo, a su Canio le
encuentro a faltar algo que resulte más creíble, y su enharinarse la cara
(con una barbita incongruente) y su desespero de marido engañado no
concuerdan mucho con la juventud de un cantante que aquí canta un drama que
no acaba de ser el suyo. Maria Agresta fue una Nedda magnífica y en cambio
Monastyrska, como Santuzza, no quedó lo bien que debiera, pues el papel es
demasiado grave para ella, cuyo momento dulce es el agudo. Ambrogio Maestri
cantó un Alfio contundente.
La producción, francamente imaginativa y
visualmente interesante, con un conjunto de paneles que van dando
informaciones, no siempre contrastadas, perjudica la comprensión de las
obras. En Cavalleria, Turiddu vive en un pisito con Santuzza y un niño.
Entonces, ¿qué sentido tiene que le pida a gritos a la Mamma Lucia "hazle de
madre a Santa" si es obvio que la abuela cuidará del niño, y de la Santa y
de quien convenga? Y en Pagliacci, el payaso feo (Tonio) es el encargado de
decir "Si puó?" (¿lile permiten) con ochenta personas más, que son el coro y
los figurantes. El director de escena, el ínclito Claus Guth, no ha
profundizado en el conocimiento de estas obras emblemáticas, que tienen un
significado y unos contenidos que son esenciales en la historia del verismo,
este género que tanto le gusta a Kaufmann, dicen. Pero para qué perderse en
detalles si lo que viene a ver la gente es al divo bávaro como fenómeno
teatral del siglo XXI. Ni que decir tiene que la presencia de la orquesta de
Dresde con Thielemann al frente fue un lujo que redondeó el espectáculo,
junto con la calidad del coro.
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