Nueva York, 20/02/2014. Carnegie Hall. Isaac Stern Auditorium / Romald O.
Perelman Stage. Jonas Kaufmann, tenor. Helmut Deutsch, piano. Obras: Robert
Schumann, selección de Zwölf Gedichte, Op. 35 y Dichterliebe, Op. 48.
Richard Wagner: Wesendonck Lieder, Op. 91. Franz Liszt: Tre sonetti di
Petrarca
Jonas Kaufmann se presentó en un recital solista en el
Carnegie Hall de Nueva York a solo dos días de haber debutado el rol de
Werther para el continente americano en una nueva producción escénica junto
a la Charlotte de Sophie Koch en el Metropolitan Opera, interpretación del
desafortunado poeta a todas luces referencial, perfecta e inolvidable.
Seguramente otro artista no hubiera efectuado este exquisito recital
prefiriendo descansar entre funciones o, en el mejor de los casos, habría
elegido cuatro arias de ópera rellenadas con solos del pianista para salir
del compromiso. No fue el caso del excelente tenor alemán. Y esta actitud
demuestra su talento artístico, sus convicciones estéticas, su respeto al
público y su bien ganado lugar en el firmamento lírico actual.
La
noche comenzó con cinco canciones seleccionadas de los Zwölf Gedichte (Doce
poemas) de Schumann. El tenor eligió la primera (Lust der Sturmnacht), la
cuarta (Erstes Grün), la séptima (Wanderung), la novena (Frage) y la
décimoprimera (Stille Tränen) de las canciones. Las cinco partituras
sirvieron de buen inicio, acomodamiento a las condiciones de la sala y
calentamiento de la voz.
Casi sin pausa, Kauffman, acompañado con
excelencia por el pianista Helmut Deutsch, acometió la integral de
Dichterliebe (Amor de Poeta), también de Robert Schumann. Ya más asentado y
con las posibilidades estéticas del ciclo completo y sus diferentes estados
de ánimo, el tenor oriundo de Munich buscó cada intensidad, cada claroscuro,
cada intencionalidad. Así le dio el matiz justo a cada una de las frases con
una voz que maneja a su antojo y que puede ir desde un susurro al agudo a
pleno sin variar el color o la homogeneidad.
Los Wesendonck Lieder de
Wagner, pensados originalmente para voz femenina, no defraudaron en la voz
de Jonas Kaufmann. El tenor cautivó aquí por su variedad de matices e
intencionalidades, su soltura estilística y su belleza vocal.
El
recital se cerró con Tres sonetos de Petrarca de Liszt vertidos en forma
exquisita por la voz de Kaufnann que embelesa por su color baritonal pero
con un registro claramente tenoril, y también por sus matices, por su
brillo, su extensión y su volumen.
Ante el júbilo del público ofreció
cuatro bises o propinas con obras de Richard Strauss indicando que "pasado
el año Verdi y Wagner es hora de homenajear a Strauss". Así, siempre con el
delicado y preciso toque pianístico de Helmut Deutsch, desgranó,
sucesivamente, Breit über mein Haupt dein Schwarzes Haar, Heimliche
Aufforderung, Freundliche Vision y Cäcilie.
El delirio del público,
que colmaba la sala, tuvo como nueva recompensa la interpretación de
Mondnacht de Liederkreis nuevamente de Schumann; para finalizar con una
versión bilingüe en alemán e inglés de Gern hab ich die Frau'n geküβt de la
opereta Paganini de Franz Lehar.
En suma: Una noche cautivante con
una de los mayores artistas de nuestro tiempo.
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