El Mercurio, 30 DE JULIO DE 2011
JUAN ANTONIO MUÑOZ
 
Konzert, München, Königsplatz, 29. Juli 2011
 
Tres estrellas demuestran que la ópera reina en el mundo
Ayer, Anna Netrebko, Jonas Kaufmann y Erwin Schrott deslumbraron con sus voces y presencia escénica a más de diez mil personas, en Munich. Fue uno de los conciertos más masivos del verano europeo.
 

Un despliegue de colores fue esta fiesta de música y canto con que Munich inauguró anoche la serie de tres conciertos masivos con tres superestrellas actuales de la ópera: Anna Netrebko, Jonas Kaufmann y Erwin Schrott.

Desde las cinco de la tarde comenzaron a llegar las más de diez mil personas que repletaron la Plaza del Rey de esta ciudad en un evento admirable en términos de organización. Todo estaba garantizado, la amplificación, la seguridad y la visión, gracias a dos pantallas LED gigantes que permitían seguir de cerca la gestualidad de los cantantes como si se estuviera en la primera fila de un teatro. Eso aparte de numerosos puestos de comidas y bebidas, desde champaña hasta salchichas, y por cierto, un rincón para fans donde se podía adquirir tazones, llaveros, poleras, bolsos y cojines con los rostros de los artistas, o ayudar al proyecto de Anna Netrebko por los niños huérfanos de Kaliningrado.

Después de esto, llega a parecer ridículo pensar que la ópera es un espectáculo para la elite o que el género está en decadencia o definitivamente muerto.

La efervescencia reinaba en Munich desde hace días y ayer explotó en ovaciones interminables, en emoción profunda y también en gritos de agradecimiento por tres cantantes que dejaron el alma sobre el escenario.

Todo comenzó con la Filarmónica de Praga dirigida por Marco Armiliato desplegando energía en el Carnaval Romano de Berlioz. Teniendo como fondo de la escena luces que semejaban un cielo estrellado, Erwin Schrott partió como el gran histrión que es, divirtiéndose y haciendo reír con el catálogo de Leporello (“Don Giovanni”) y las diabluras de Mefistófeles (“Fausto”).

Ana, vestida de amarillo neón, lució resplandeciente para el aria de las joyas de Margarita, con su voz cremosa en los centros e impecable coloratura.

Jonas Kaufmann abrió con “Celo e Mar” (“La Gioconda”), luciendo interioridad, pianissimos y agudos resplandecientes y provocando la primera gran ovación de la noche.

Luego, él mismo y Anna Netrebko se reunieron para el dúo de San Sulpicio (“Manon”), librados a la pasión y suscitando un momento de gran ímpetu febril.

Al fin de la primera parte, los tres artistas interpretaron un fragmento nuevo en sus carreras: el terceto del acto tercero de “I Lombardi”, de Verdi. Aunque a Schrott le queda grande el rol de Pagano, Netrebko y Kaufmann fueron conmovedores como Giselda y Oronte.

La segunda parte fue un in crescendo de pasión dominada por la gran escena de Leonora de “El Trovador”, un personaje nada habitual en la carrera de Anna Netrebko, secundada por las líneas de Manrico cantadas por Kaufmann, en un adelanto de su incorporación de este rol en los próximos años. El tenor siguió con la despedida de la madre de "Cavalleria Rusticana" y el escenario se volvió rojo y violeta con la intensidad de su canto, mientras los tonos granate sirvieron para el “Rojotango”, de Schrott dedicado especialmente a Uruguay. El azul reinó en dos momentos muy diferentes: para el dúo de “Porgy and Bess”, con Netrebko y su marido en química subida de tono, y también sirvió para el final de “Fausto” con los artistas en plena forma y el Coro de la Ópera de Munich en las voces redentoras de los ángeles.

Hubo varias propinas. Netrebko en “Gianni Schicchi” y Jonas Kaufmann en “Giuditta”, inflamaron definitivamente a la audiencia.

Seguramente el éxito de esta iniciativa será rubricado en los conciertos previstos para Viena (6 de agosto) y Berlín (16), y los organizadores ya prevén giras mundiales a la vez que el programa de mano anuncia el disco que se editará con este magnífico recital.
 






 
 
  www.jkaufmann.info back top