Opera Actual, España, marzo 2010
Jaume ESTAPÁ
Massenet: Werther, París, 26 de enero 
La Ópera del Mes: Jonas Kaufmann debuta como Werther
El carácter intimista de Werther condiciona su puesta en escena, el decir de los cantantes, la dirección de la orquesta y también las dimensiones de la sala. Por su parte el Teatro de La Bastille es un lugar ideal para obras de gran envergadura, su acústica es excelente y la visión de gran calidad, pero sus dimensiones son un obstáculo para obras como Werther. La producción vista la temporada pasada así lo confirmó. Sin embargo, vino a desmentir este handicap de la sala parisina el Pelleas en 2004, y la actual producción de Werther renovó esta experiencia, pues cada espectador pudo seguir esta vez muy de cerca las penas del joven enamorado.

Dígase en primer lugar que Michel Plasson arrebató al escenario el protagonismo de la exitosa noche; su larga experiencia, el gran conocimiento de la obra, el cuidado que puso en la restitución de la partitura y las respuestas sin fallo que la orquesta dio a sus órdenes , explicaron la larga y cerrada, indiscutible, ovación final. Contribuyó también a la lograda adaptación Benoit Jacquot, director de escena venido del cine y del teatro que pobló en todo momento el escenario tan sólo con los artistas que tenían que cantar, los situó en el primer plano y sin moverse - a la antigua usanza- y, así, encontró el intimismo que se debía a la obra; en el último acto redujo drásticamente el espacio escénico, y con la complicidad de Plasson evitó gritos en el escenario y estridencias en el foso.

También los cantantes aportaron su contribución en la logradísima adaptación de la obra a la sala. Jonas Kaufmann, Werther primerizo, no le buscó los tres pies al gato; expresivo y pertinente, estuvo muy a gusto en el registro agudo y si su timbre, de anchísimo espectro, quedó algo velado en los registros bajo y medio, su prosodia fue perfecta y la utilización del pianissimo en pasajes clave no tuvo desperdicio. Casi lo mismo se dirá de Ludovic Tézier, si bien facilitaron su trabajo su dominio de! idioma y la práctica del papel de Albert. No le bastó en cambio a Sophic Koch (Charlotte) su bello timbre para aunar su prestación a las de sus enamorados, pues en ocasiones tuvo que recurrir al fortissimo para alcanzar los límites de la sala en menoscabo de la expresión del rol. Anne-Catherine Gillet (Sophie ) Alain Vernhes (le Bailli) cumplieron. También fueron merecidameme aplaudidos Andreas Jaggi (Schmidt), Christian Tréguier (Johann), si bien su exagerada condición de beodos no les permitía ser amigos del tranquilo Bailli.






 
 
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