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Mundoclasico.com |
Luis Gutiérrez Ruvalcaba |
Verdi: La Traviata, Chicago, Marzo 2003
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Io so che alfine reso mi sei!
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Después
de dos años de abstinencia motivada por una fuerte indigestión causada por
cierto centenario, acudí a una nueva función de La traviata.Mi principal
expectativa era atestiguar el debut americano de Patrizia Ciofi en el papel
titular. Esta soprano italiana tiene todo lo que hay que tener: belleza de
tono, musicalidad, personalidad y belleza física. Sin embargo no le auguro
un gran porvenir en Estados Unidos ya que su voz no tiene la potencia
suficiente para llenar los grandes teatros de tal país. Pero he de decir que
la Ciofi encarnó a una maravillosa ‘Violetta’. En una noche en la que se
vivió una gran batalla de toses, su canto logró que el acto III se escuchase
en un casi religioso silencio.Aunque algunos críticos criticaron la
expresión facial, o más bien la falta de ella, del ‘Alfredo’ de Jonas
Kaufmann, tengo que decir que este tenor me convenció no solo por su canto
que fue hermoso, sino por su actuación. Es claro que ‘Alfredo’ debe ser un
personaje totalmente despreciable, un hijito de papi, y el tenor alemán lo
logró muy convincentemente en la escena en la que arroja las cartas a la
cortesana, como queriendo pagarle. Tuve ganas de subirme al escenario
y pegarle un par de bofetadas. El ‘Giorgio’ de Kim Josephson fue mucho
más simpático de lo que normalmente es este personaje tan ambiguo y hay que
decir que logró una buena actuación. Por supuesto su cabaletta fue mutilada
miserablemente.En general, puedo decir que esta Traviata fue una muy buena
experiencia, como casi todas las funciones en las que Andrew Davis dirige.
La producción de Thor Steingraber fue del tipo tradicional, casi a la
Zefirelli, aunque sin caer en los excesos del italiano. |
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