El Mercurio, 6 DE AGOSTO DE 2016
POR JUAN ANTONIO MUÑOZ H.
JONAS KAUFMANN: "Me han acusado de causar el calentamiento global"
Seitentext rechts: Jonas Kaufmann es el tipo de artista que necesitaba la ópera para dar el paso siguiente: el de la interacción absoluta entre
sentido musical y poético, trabajo dramático y conexión con el mundo moderno en toda su amplia variedad. Un tenor que se entrega por completo a lo que hace, pero que además renueva cada personaje al punto de convertir sus creaciones en un nuevo
parámetro. Jonas Kaufmann inicia hoy en Buenos Aires su primera gira latinoamericana, que lo tendrá también en Lima, Sao Paulo y Santiago, donde actuará el 18 de agosto en el Movistar Arena.


A punto de iniciar su periplo por esta parte del mundo, el esperado tenor alemán accedió a una conversación distendida para hablar de su vida cotidiana y de cómo es ser cantante en estos días.

Jonas Kaufmann es un artista de estatura histórica, pero también es una figura que hace rato traspasó los espacios de la ópera para convertirse en una suerte de ícono de los tiempos modernos: rostro de BMW y Rolex, también lo persigue Anna Wintour para la portada de Vogue America, Vanity Fair lo hace posar por horas y Dolce & Gabbana se empeña en vestirlo para sus recitales. Los fans son legiones y, aparte de las consabidas flores y las peticiones de autógrafos —que él acepta gustoso hablando a quien se le acerque en inglés, alemán, italiano o francés (ya sabe también un poco de español)—, se ven cosas insólitas: sus seguidores en Roma le llevan tortillas hechas a mano, una señora japonesa le regala especialidades de su país, otra lo mima con una bolsita de gummy bears, alguien del público scaligero le dedica una champagne Krug estimada en 1.600 euros...Provoca delirio entre la gente de la ópera y también entre los que nada saben del género. Algo parecido a lo que, en otros tiempos, sucedió con cantantes como Enrico Caruso y Richard Tauber.

—Usted dijo: “Esto no es trabajo, es un placer”. ¿Sigue siendo así?
“En lo que se refiere a cantar y actuar bajo buenas circunstancias, sí. Pero hay naturalmente muchas cosas en nuestra profesión que son más trabajo duro que placer”.

—¿Cuáles son sus momentos musicales favoritos?
“Esas noches en que cantaba canciones de cuna a mis hijos —Charlotte, Fabio y Matteo, quienes vienen con él en este viaje junto a su novia, Christiane Lutz, directora de escena—. Es un pecado que se esté perdiendo esa tradición. La música
abre los corazones”.

—¿Escuchan música sus hijos?
“Sí, de todo tipo. Tienen una colección en Spotify; desde el rock a la ópera”.

—¿A ellos les gusta escucharlo cantar?
“Creo que sí, aunque cuando estoy en casa con ellos y hago vocalizaciones, se tapan los oídos. Pero van a menudo al teatro; el más chico resiste 45 minutos máximo”.

—¿Alcanza el tiempo para ser padre con su agenda repleta hasta el 2020?
“Bueno, no hice a mis hijos para no estar con ellos. Pero sin duda es difícil con esta profesión. Me encanta mi trabajo y debo viajar mucho, pero sé muy bien que ni Skype ni WhatsApp bastan ni para mí ni para los niños. Lucho continuamente para
proteger el tiempo destinado a mis hijos”.

—¿Hay algo peor para un cantante que verse obligado a cancelar una función?
“Todo lo que lleve a un punto en el que uno deba abandonar el canto”.

—¿Qué hace cuando va al gimnasio?
“Nunca he ido a un gimnasio. No me gusta. El escenario es mi gimnasio. Practico yoga, eso sí”.

—¿Alguna vez usó su voz para conquistar a una niña?
“Sí. Fue durante un viaje de curso cuando tenía 17 o 18 años. En una calle importante de Roma descubrimos un grupo de niñas bonitas y tratamos de ponernos en contacto con ellas. Cuando entraron a una casa, nos pusimos al frente para ver qué pasaría después. Cuando una de ellas salió al balcón para ver si seguíamos mirándolas, mis amigos me empujaron: ‘¡Ahora tienes que cantar!’, lo que hice, para gran asombro de peatones y automovilistas. Pero, desgraciadamente, no sirvió de nada”.

—¿Es cierto que cuando canta puede derretir icebergs?
“¡Claro que sí! ¡No me pregunte cuántas veces me han acusado de causar el calentamiento global!” (se ríe).

—¿La belleza física ha sido un problema?
“Al inicio fue un problema para mí aceptar que solo se veía eso y que mi voz no contaba. Hoy podrán algunos decir cosas en voz baja, pero no creo que haya dudas sobre mi voz”.

—¿Un cantante como usted vive asustado por el frío, la nieve, las corrientes de aire...?
“Bueno, hay que cuidarse... Uno no es invencible. Pero si duermes bien, comes y bebes sin excesos, y haces un poco de deporte, los riesgos disminuyen”.

—¿Cómo fue la experiencia de actuar en una película con John Malkovich y Fanny Ardant? (Se trata del filme “Casanova variations”)
“Me encantó! Y me gustaría algún día hacer una película sin canto, solo actuar”.

—¿Cómo se explica que la ópera del siglo XIX siga teniendo tanto éxito?
“Es música estupenda y transmite grandes emociones que siguen conmoviendo al público como hace 150 años”.

—¿La ópera se ha hecho, digamos, “más democrática”?
“Pienso que sí. Los DVD han ayudado. Hoy todos pueden ver las grandes producciones”.

—¿Le han propuesto alguna cosa loca?
“Algunas... Hace muchos años, canté el papel del joven desnudo de la ópera ‘Moisés y Aarón’, de Schönberg. El director de escena me dijo que tenía que desvestirme. Le respondí que como también se indica que en escena tiene que haber cuatro vírgenes desnudas, pues que las pusiera y que yo me sacaba la ropa. Ahí terminó la discusión”.

—La soprano Sylvia Sass fue llamada la “nueva Callas” y ella contestó: “No soy la nueva Callas, soy la primera Sylvia Sass”. ¿Qué piensa de ello?
“Que tenía toda la razón”.

—¿Está aburrido de las comparaciones con otros tenores?
“En lo que se refiere a ranking y clasificaciones, sí. Pero no me importa cuando se trata de descripciones de distintas interpretaciones y lecturas”.

—Navegar en internet, comer, tomar buen vino, tomar café o cantar? ¿Cuál es el orden?
“Cantar, un buen espresso, buena comida, buen vino, internet”.

—¿Está seguro de que no le gusta el golf? (Hay un antiguo dicho —bastante inexplicable— que dice que los que practican golf no hacen el amor a su mujer)
(Se ríe) “En este momento, estoy seguro de que el golf no es algo para mí, tal vez después”.

—Su lista de deseos: ¿qué se muere por cantar?
“En el top de mi lista está ‘Tannhäuser’. Desde que grabé la ‘Narración de Roma’, muero de ganas de cantar la ópera completa. Ya vendrá, espero. Estoy encantado de poder debutar este año ‘Los Cuentos de Hoffmann’ (París, en noviembre) y el próximo, ‘Otello’ (Londres, en junio)”.

—¿Cómo duerme? Marilyn Monroe decía que solo con una gota de Chanel.
“¡Con tapones para los oídos!”.






 
 
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